Harald fue un genio programador alemán que conoce a su interés amoroso no correspondido, Emma Wielant, en un seminario de antroposofía. Harald se enamora de ella de inmediato, pero Emma solo está interesada en sus talentos de programación. Un día, Emma llama a Harald y le pide que la conozca. Nunca lo logra, choca su auto y muere a la edad de 28 años. Harald, sin darse cuenta del accidente, la espera debajo de un árbol de gingko.