Hace mucho tiempo, el Buda ayudó a la humanidad a gobernar sus deseos terrenales, y les mostró el camino a través de la oscuridad. Abandonó a su realeza, a su familia, a todos los deseos piadosos y a las seis emociones a pisar un camino destrenido, como el cuerno del rinoceronte, para lograr la iluminación en solo seis años bajo el Árbol Bodhi. Nacido solo, vive solo, y lucha solo. Un hijo profelado, indulgente en dulces y gobernado solo por sus propios caprichos.