"Por favor, llévelo de vuelta, no quiero ningún sacrificio" Nanao, que nació en una familia prestigiosa, fue criado para ser un sacrificio. En el año 111, cuando llegó el día de la renovación del contrato, Nanao visitó a la gran serpiente para ofrecerse como ofrenda y ser comido. Sin embargo, la gran serpiente está tan inmersa en la vida diaria lenta de los humanos que le permite a Nanao pagarle por adelantado diciendo "No necesito ningún sacrificio"